Una vez en la selva existían dos tucanes. Eran unos pájaros de muy bello plumaje. Uno era vecino de otro, cada cual vivía en su propio árbol. Uno de los tucanes era un fantástico soñador. Estando en medio de la selva soñaba con armarse un nido en una palmera llena de cocos cerca del mar. Cada día, al caer el sol, se imaginaba ese atardecer sobre el mar. Cada vez que le preguntaban por qué no cumplía su sueño, decía que la costa quedaba demasiado lejos y que tal vez nunca llegaría.

El otro tucán, cansado de ver siempre los mismos árboles igual que su vecino, decidió irse a otro lado. Cuando le preguntaron hacia dónde iba, él contestó: lo más lejos que me lleven mis alas.

Así, un atardecer de verano, este tucán se encontró frente a la playa con un nido en una palmera mientras que el otro seguía soñando sobre un árbol en medio dela selva.

Los dos tenían las mismas posibilidades, uno siguió soñando mientras que el otro agitó sus alas hacia sus sueños.